
Esa pequeña localidad es el símbolo mayor de la colonización galesa en la Patagonia.

El encanto de este sitio es pasear sin rumbo y con tiempo por sus calles, observar sus casas típicas y sentarse tranquilamente a tomar el té, ya que es una costumbre familiar galesa. Este es preparado de acuerdo con las antiguas costumbres de los colones y servido por sus descendientes.
Los turistas lo encuentran para agasajarse en distintas "Casas de Té": el Té con su típica torta negra galesa, tartas con frutas, dulces y manteca regional, scons, delicoso pan casero. y mucho más.
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